Se denomina «Escola Pollencina«, y aunque esta nunca existió, a los pintores que se formaron pictóricamente a raíz de la estancia del maestro Anglada Camarasa en Port de Pollensa a principios del siglo XX. Su presencia fue como el viento que remueve las tranquilas aguas de la isla. El norte de Mallorca les ofrecía un amplio abanico de paisajes sorprendentes e inéditos. Todos sintieron el impacto de una luz y de una atmósfera desconocida y de difícil captación.

También son muy destacables las visitas en la zona de dos de los grandes maestros de la pintura catalana como son  Joquim Mir y Santiago Rusiñol que también pintaron los paisajes pollensines al igual que lo hizo el gran Joaquin Sorolla con sus famosas pinturas de la Cala San Vicente.

Cabe destacar también a los alumnos de Anglada Camarasa venidos de París como Tito Cittadini, Lopez Naguil, Ramaugé, Montesinos, Bellini o Roberto Montenegro, la mayoría originarios de sudamérica. De los autóctonos «pollencins» son los mas reconocidos Dionís Bennàssar, Bartomeu Seguí Palou, Guillem Bestard o el escultor Mestre Paco, siempre con el merecido respeto al maestro (y mas mayor que ellos) Llorenç Cerdà.

A parte de esta llegada desde París, desde la misma península también cabe recordar a grandes artistas llegados a la isla como los catalanes Ferran Arasa y Carles Got, el valenciano Pascual Roch Minué o Vives Llull desde Menorca.

Hoy en día, somos nosotros los que podemos disfrutar de su impactante herencia.